Si eres emprendedor, ten cuidado en separar muy bien las finanzas de tu negocio de las personales. Es común que las personas mezclen ambas. Si requieren dinero en lo personal, van a la caja chica del negocio y simplemente toman dinero. Eso, definitivamente, no es una buena práctica. La forma de obtener dinero de una empresa siendo accionista o el fundador es solamente vía un sueldo o vía dividendos si hubiera utilidades. Si te disciplinas de esta manera, podrás llevar unas finanzas sanas de la empresa y unas finanzas ordenadas en lo personal.

El problema es que muchas veces el fundador por exceso de optimismo o también por una mala planeación, considera que el negocio va a redituar lo suficientemente rápido para generar ingresos suficientes para que el negocio sea viable y para que el fundador tenga ingresos. Pero muchas veces, esto no es así. Los negocios requieren cierto tiempo para madurar, para que los clientes compren o repitan compra, y con el poco dinero que se va obteniendo al principio el negocio sobrevive y hace pequeñas inversiones para completar el surtido, para financiar el capital de trabajo o para hacer pequeñas inversiones que complementen los servicios y productos que demanda el mercado.

Cuando la situación financiera del accionista es apremiante, seguramente estará tentado o necesitado de tomar dinero “prestado” del negocio. Dinero que seguramente no regresará por lo cual el negocio se empieza a descapitalizar, lo que hará que el negocio no tenga dinero para cubrir sus gastos, adeudos, etc. Si eso pasa no solo falta dinero sino que al quedar mal el negocio pierde credibilidad antes sus proveedores y pierde lo más valioso, la confianza.

Por esa razón, cuando el emprendedor se aventura a hacer su propio negocio debe tomar en cuenta su situación financiera personal y desde luego llevar a cabo un plan de negocios y una visión de necesidades de flujo de efectivo del negocio, llevando a cabo un presupuesto muy bien revisado y conservador.

La mayoría de los negocios en su primera etapa de vida, fracasan por falta de ventas o por falta de flujo de efectivo. Un altísimo porcentaje de los negocio que no sobreviven al primer año están relacionados con estos dos factores. Si a esto le agregas una precaria situación financiera del fundador, las probabilidades de éxito son muy bajas. Definitivamente el emprendedor se puede llevar a la ruina un negocio si su situación financiera personal no es saludable, o no estuvo bien calculada en cuanto al tiempo que podría seguir financiando su vida sin un ingreso fijo o suficiente para solventar sus gastos.

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