Prácticamente todos los casos en coaching personal son un éxito a menos que la persona que sea el receptor del coaching no tenga la intención ni la disposición de hacerlo.

 

¿A qué me refiero?

 

El coaching personal es un proceso que no intenta forzar a la persona para mejorar, por el contrario el coaching se lleva a cabo cuando la persona tiene la intención, la necesidad y la actitud de ser mejor persona en algún ámbito de su vida.

Cuando una persona asiste a una proceso de coaching personal por voluntad propia o de común acuerdo con su jefe en el caso de un ejecutivo que labore para una empresa, las posibilidades de éxito son altísimas porque la principal materia prima es la propia persona y el ingrediente esencial son las ganas e intenciones que dicha persona tenga de cambiar o ser mejor. Si esos ingredientes están presentes no hay forma de que no suceda algo muy positivo.

Dentro de las experiencias de coaching personal recuerdo a una persona que llegó a ser gerente de su área después de que el anterior gerente había renunciado, de tal suerte que fue promovida para ocupar dicha responsabilidad.

Por un lado la persona estaba muy contenta por el ascenso pero por otra parte estaba sumamente estresada y preocupada por el nivel de responsabilidades que había asumido. Además, no sabía como tratar a sus antiguos compañeros de los cuales ahora era su jefe.

Estos son casos muy comunes para los que no estamos preparados, los ansiamos, los deseamos pero a la hora de la verdad, no conocemos cómo vamos a reaccionar ni mucho menos cómo nos vamos a sentir.

Después de algunas semanas de haber tomado el puesto, me llamó el Director General de la empresa para platicarme la situación y ver si podía ayudar a esta persona a lograr un mejor acoplamiento pues sus reacciones no estaban siendo acordes a lo esperado, se le veía tensa, irritable, prepotente, y no se acoplaba al ritmo de las exigencias.

Cuando llegó a mi oficina y comenzamos a hablar era claro que ella necesitaba un proceso de esta naturaleza, necesitaba poner sus ideas en orden y sanar algunas heridas emocionales que tenía, pues estaba pasando por un proceso de dejar una relación sentimental, estaba preocupada por su hijo pues no estaba teniendo suficiente tiempo para atenderlo como ella quería, y le preocupaba de sobre manera la forma de llevar sus nuevas actividades, tener un comportamiento gerencial y obtener los resultados esperados por la empresa.

Toda esta mezcla de sentimientos y preocupaciones le hacía estar en un estado mental muy caótico.

Durante el proceso, fue necesario atender poco a poco cada uno de los temas de una manera sistémica para que paulatinamente pudiera ir encontrando sus propias soluciones y sobre todo que encontrara la respuesta a todas esas preguntas e inquietudes que tenía en su cabeza.

 

 

La última vez que la vi, hace como 3 años, estaba muy contenta, muy segura, y ya habían pasado alrededor de 5 años de cuando tuvo ella su proceso de coaching personal. Me sentí muy contento de verla tan dueña de la situación y sobre todo tan plena.

Como siempre en todos los procesos de coaching, el éxito y el resultado es totalmente mérito del receptor del proceso, pues es quien pone el esfuerzo, la dedicación y la disciplina; él o ella es quien se enfrenta a sus miedos, creencias y actitudes, es él o ella quien sabe a dónde quiere ir o en qué área de su vida quiere mejorar.
El coach simplemente es un guía del proceso y una forma de acompañamiento en el mismo.

Vivir un proceso de coaching nos ayudará a mantener el equilibrio en los diversos aspectos de nuestra vida para así alcanzar la plenitud.

En Wealth Planters apoyamos a las empresas y su personal para alcanzar sus metas por medio del Coaching.